jueves, 19 de septiembre de 2013

Las Recetas Caducan

Las recetas caducan, si, así es. Ya sé que puede producir un shock inicial saber que después de un mes desde que han recetado un tratamiento, ya no vale esa receta, pero por algún motivo solo tienen 10 días de validez.

A toda la gente que se pone violenta, nos insulta, pega puñetazos al mostrador... porque le ha caducado la receta, ya sea por un día o por una semana, porque se fue de vacaciones, porque no se fijó en la fecha... por lo que sea, debo decirles que no se pueden dispensar, que lleve 32 años yendo a la misma farmacia, no le da derecho a tratarme mal, el sistema cambia, el soporte informático ha cambiado, Sanidad da unas órdenes y hay que cumplirlas. Así que agradecería que nos escucharan, que intentaran razonar, y que sopese las soluciones que le puedo ofrecer, porque somos conscientes del trastorno que pueda ocasionar.

Todo esto va porque el otro día llega un paciente y nos da una receta caducada, mi compañera, amablemente, le explica lo que sucede, sin más el hombre coge pega un manotazo en el cristal mientras agarra la receta gritando a pleno pulmón que si él se ha ido de vacaciones no tiene la culpa de que le caducara la receta, ¿Quizá la tenemos nosotros? Siguió gritando que no teníamos consideración con el enfermo, que se iba a ir a otra y veríamos como se la daban, (evidentemente no volvió). Mirad como fue la situación que estaba tomando la tensión a una señora y le empezó a subir.

Intenté razonar con él, pero fue imposible. Esta persona, ya conocida por nosotros, es una persona que normalmente es conflictiva, pero nunca hasta ese punto de agresividad.

Y sí, los antibióticos y psicótropos siempre necesitan receta.





Así que aunque te caduquen las recetas: Consulte siempre a su Farmacéutico.

martes, 10 de septiembre de 2013

Una pistolera en la Farmacia


 Vuelta de las vacaciones y toca retomar el blog que lo tengo abandonadito.

Así que como todavía no tengo grandes historias os contaré como el otro día me sentí como una pistolera del lejano Oeste. Si, solo me faltaban las botas, el sombrero, el caballo atado.... bueno y hasta la pistola, pero lo importante es como me sentí. Y así os cuento como viví la situación.

Me acercaba con paso firme al mostrador, receta en mano izquierda, medicamento en mano derecha, un pie detrás del otro, obviemos el tropezón con la caja del pedido, (¿Por qué siempre me pasan estas cosas, ¿Por qué?) bueno sigamos con el relato, por donde iba... ah!! si, sigo andando hacía al mostrador (serán dos metros, pero yo lo viví a cámara lenta) y por fin
llego al mostrador dejo la receta, dejo el medicamento, y.... (ahora viene el momentazo) desenfundo cúter, rápidamente corto cupón precinto, y con mucha habilidad le coloqué el celo y lo pegué a la receta, (quizá no tanta, porque perdí el inicio del celo y estuve un ratito buscándolo), a continuación metí la cuchilla del cúter dentro y volvió a mi bolsillo, en un movimiento único y limpio. Esta vez no la lié.

Bueno vale, quizá no me puedo comparar con una pistolera auténtica del Oeste, pero ahora cada vez intento ser la más rápida sacando cúter, cortar precinto, pegar en la receta. 

Creo que me entrenaré, tiene que haber algún campeonato de cortar cupones, sin cortarte un dedo, aunque mi dedo gordo esta más que curtido, el pobre siempre se llevaba la peor parte en mis inicios con el cúter.











Y recordad seamos los más lentos o los más rápidos: Consulte con su Farmacéutico.